Después de una semana de ausencia al estar de veraneo en Mojacar con los colegas, les vuelvo a escribir sobre mi viaje a Noruega en el punto en el que me quede, es decir en mi 4º día de viaje en el que visite una de los lugares más preciosos del mundo como puede ser el Trollfjord.
Empezaba el día a las 7 y 20 para bajar a desayunar huevo cocido, salmón y arenques, antes de meter de nuevo las maletas en el bus de Vicente y salir hacia Melbu a las 8 y 45. A las 9 y media de la mañana ya estábamos en Melbu, desde dónde habríamos de coger el ferry que nos llevara a las Islas Lofoten.
Una vez en el ferry nos volvimos a juntar con los 18 que habíamos empezado el viaje, y pudimos charlar y hacernos fotos juntos a pesar de que empezó a llover a mitad de camino.
Ya una vez en tierra firme y en nuestro camino hacia Svolvaer paró de llover, pero sólo fue un espejismo ya que en una parada a mitad de camino en un precioso paisaje cercano al pueblo de Vestpollen empezó a llover de nuevo en cuánto llegó el autobús de nuestros compañeros de viaje.
Una vez realizada la parada, continuamos nuestro camino hacia Svolvaer adonde llegamos a las 11 y media, justo para dejar las maletas en la recepción de nuestro Thon Hotel Lofoten, ya que aún no tenían las habitaciones preparadas.
Así que nos dedicamos a dar un paseo por el pueblo hasta las 2 que era la hora a la que debíamos de estar en el hotel para comer, ya que ese día nos habían cambiado la cena por la comida, ya que en la excursión al fiordo del Troll la cena ya estaba incluida en los 110 euros que pagamos por ella.
Como teníamos tiempo además de ir hasta el puente que unía Svolvaer con una islita dónde estaban las compañías desaladoras de bacalao a hacer las fotos de rigor, visitar el bonito Rica Hotel de Svolvaer, volvimos a ir de compras a un centro comercial cercano, hasta que ya nos dio por volver al hotel, un edificio de cristal bastante feo situado en el centro del pueblo, como habrán podido ver en la foto de más arriba, hacia la 1 y media, y esperar a que nos dejaran entrar a comer.
De comida nos dieron carne con patatas, zanahoria y brécol; un helado de 2 chocolates, y para bajar la comida un café. Cuando acabamos de comer subimos ya las maletas a nuestra habitación, y puede descansar media hora antes de salir hacia Kabelvag a las 4 y media, dónde habríamos de coger un barco junto con otro grupo de Cóndor que bajaba desde Cabo Norte.
A las 5 partimos desde Kavelbag hacia el Trollfjord los 12 de nuestro grupo, más unos 30 del otro grupo mencionado entre los que se encontraba, casualidades de la vida, una compañera de mi padre de REE que viajaba con su hijo, así que para que vean que pequeño es el mundo que hasta en Noruega te puedes encontrar con alguien conocido.
Después de una hora y media de viaje, entre bonitos paisajes de neveros, fiordos, hittes, barcos con banderas pirata, y sobre todo una agradable compañía de viaje, llegamos por fin a ese precioso lugar, que no puede uno dejar de visitar alguna vez en su vida, y este no es otro que el Trollfjord.
Como pueden ver como aficionado del Estudiantes que soy no puedo dejar de lucir mis colores allá por dónde voy, además que fue graciosa la escena, ya que la gente se quedo alucinada cuando saque la camiseta y la bufanda para hacerme la foto.
Como buen demente tampoco podía dejar pasar el que la (D)emencia estuviera presente en tan magnífico lugar. Así que entre unas cosas y otra os podría dejar un book con fotos de este lugar, pero me quedare con una que perfectamente explica el buen rollo que existe en el mundo del baloncesto, y no es otra que esta instantánea de mi hermano y servidor con Pilar, aficionada del Cajasol y fan de Canner-Medley.
Todavía en el fiordo del Troll, pudimos apreciar muy de cerca una preciosa catarata con el agua del deshielo del fiordo. En definitiva un emplazamiento para repetir la visita.
Antes de seguir con mi relato les dejo otra foto del fiordo del Troll, para que vean su esplendor, si es que una foto es capaz de mostrar semejante grandeza.
Ya a la vuelta del fiordo degustamos una cena en la cubierta del barco compuesta por salmón a la plancha acompañado de puré de patata, y un filete de ballena con un poco de ensalada de pasta muy rica. Decir que la ballena está bastante buena, y su gusto me recuerda al hígado pero un poco más seca, pero nunca está de más probar nuevos sabores. Aquí se puede ver a los 12 de nuestro grupo, con los cuales hicimos buenas migas la verdad.
A mitad del camino y por tirar comida a las gaviotas, vinieron al barco más de 30, y menos mal que ya habíamos acabado de comer casi, porque es bastante incomodo comer debajo del vuelo de una gaviota. A las 20,45h ya estábamos de vuelta en Kabelvag, para ir en bus de vuelta a nuestro hotel de Svolvaer.
Ya de vuelta en Svolvaer estaba amarrado junto a nuestro hotel ese enorme barco que es el Huntigruten como pueden ver en la foto, un crucero que recorre toda la costa noruega desde Bergen hasta Cabo Norte. Como no podíamos subir a visitarlo ese día porque ya iba a partir, pues nos fuimos a dar una vuelta por el pueblo, y a comprar algo de leche y galletas al Rema 1000, supermercado que nos acompañó durante nuestro viaje.
Así que esto es todo por hoy, mañana os contaré mi aventura con las lanchas acuáticas y la visita al precioso pueblo de Nusfjord.
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