Después de unos partidos tras los cuales no quise escribir nada, no por falta de ganas, sino por evitarme el cabreo de rigor recordando la incompetencia de jugadores y entrenador tanto el Albacete como en Cornellá, además de la consiguiente pérdida de tiempo en ello, quiero volver a escribir recordando a los poco más de 10.000 espectadores que estuvimos el jueves en el Calderón en el partido que nos enfrentó al Rennes.
Del partido contra los franceses, me quedo sin dudarlo con las miles de personas que por fin se decidieron a estallar contra el palco y contra el dúo proscrito, además de mostrar la condena definitiva a Manzano, quién también hay que decir que tiene su parte de culpa. En fin, estoy muy orgulloso de una afición que condena la falta de intensidad de su equipo tanto como contra Albacete en Copa, como contra Espanyol en Liga.