Llegaba uno de esos 2 partidos que hay al año en los que ando con el corazón dividido, mitad atlético por mi vida en Madrid y mitad athleticzale, herencia genética de mi aitite. Así que el de ayer hubiera sido uno de esos partidos en el que siempre quieres que gane alguno de los dos sin importar cual, pero que deseas fervientemente que no empaten.
Otros derbys reconozco que pensando fríamente, siempre he querido que se diese el resultado más adecuado, ya fuese para que el Atlético entrase en Champions hace 3 años, o para que el Athletic se salvase hace ya 6 años. Pero ayer no tenía ninguna duda, ayer era athleticzale como el que más, porque cada vez este Atlético es menos mi Atleti, cada día que dura Gil Marín en el palco, es un día menos que le queda a este herido de muerte de tradición histórica llamado Atlético de Madrid.