Y llegaba el día 9 de Mayo, esa final de la Europa League que tanto había soñado, la perfecta finalísima entre mis dos queridos equipos: el Athletic Club de Bilbao y el Atlético de Madrid. Así que tras hacer una noche cola a las puertas de las taquillas del Vicente Calderón tocaba disfrutar del momento, eso sí previo pago de 25€ por la entrada y la módica cifra de 595€ por el viaje con la Agrupación de Peñas.
A las 5 y media estábamos en Barajas ya en el mostrador de Esgar Viajes que era la que organizaba el vuelo de la Agrupación, pero hasta las 7 y 25 no empezamos a embarcar en ese Boing 747-400 operado por Pullmantur que nos habría de llevar a Bucarest. Y aunque el avión se suponía que salía a las 8, hasta las 8 y media pasadas no pudimos marcharnos debido a algún gracioso que siempre llega tarde. La verdad que se portaron al menos con una coca-cola y un bocadillo de jamón con tomate, que aunque estuviera casi congelado me supo a gloria.