Alemania Día 3: Hannover-Celle-Luneburg-Hamburgo

La jornada empezaba pronto como siempre, aunque esta vez sin ser tan madrugadores, ya que no son muchos los kilómetros que separan Hamburgo de Hannover. Tras desayunar dejamos el hotel, con dirección hacia Celle, un pueblo pequeño que habría de ser la primera parada del día.


Como pueden ver, aquí también había esas típicas casas de madera que ya habíamos visto el día anterior en Hameln, eso sí el pueblo estaba un tanto desierto aún a las 10 y media de la mañana. Aquí también es bonito el castillo de la imagen de abajo, pero creo que lo que hace a este pueblo especial son sus casas.



Tras dar un paseo por los jardines del castillo (Schloss Celle), era hora de poner rumbo a Luneburg, ya que a las 2 y media habíamos quedado con una amiga de la familia que antes vivía junto a mi casa en Madrid y ahora se ha trasladado a Hamburgo para comer.


En Luneburg estuvimos el tiempo suficiente para ver el Ayuntamiento (foto de arriba) y dar un paseo por este pequeño pero bonito pueblo, sobre todo su plaza Am Sande que pueden ver en la siguiente foto.


También es muy bonito el barrio del agua (Wasserviertel) ya que ver canales en medio de la ciudad no es algo que suceda todos los días. Pero no teníamos que llegar a Hamburgo para comer, así que tras ver esta ciudad histórica volvimos a coger el coche para recorrer los pocos kilómetros que nos separaban de esta ciudad alemana tan especial para los atléticos.


Llegamos a Hamburgo sobre las 2 de la tarde, justo para dejar las cosas en nuestro hotel Wikinger Hof, el cual aunque estaba situado encima de un kebab estaba muy limpio y nos sirvió para pasar la noche de maravilla.

Y aunque el hotel estaba muy cercano a la estación de trenes, lugar donde habíamos quedado, como no pudimos aparcar al haber una gran celebración de los musulmanes de esa zona, pues fuimos en coche a la estación a recoger a Lucía, esta amiga peruana que mencione antes.

Tras comer en un restaurante portugués por la zona universitaria un bacalao buenísimo, y miren que soy exigente con el bacalao, Lucía nos enseño la zona del puerto de Hamburgo, uno de los más grandes de Europa.


Tras ver el puerto volvimos de camino al coche, que habíamos dejado aparcado en un aparcamiento subterráneo en el cercano barrio de Sankt Pauli pasando por la Iglesia de Sankt Michaelis, muy bonita por fuera pero que no pudimos ver por dentro al estarse celebrando un concierto.


Ya era momento de acercarse al centro con el coche, y aunque llovía pudimos ver el Rathaus, mientras paseábamos por la plaza del Ayuntamiento.


La verdad que eso de que el río pase junto al ayuntamiento y el centro histórico siempre hace muy bonito, y en este caso no iba a ser menos, ya que el Binnenalster y el río que une este lago con el puerto es magnífico aún bajo la lluvia.


Aquí otro foto del Rhataus desde la otra orilla del río, justo antes de que nos resguardáramos en un centro comercial cercano buscando tomarnos un café, pero en el que la mayoría de las tiendas estaban cerradas al ser viernes santo.


Así que como no encontramos nada abierto en ese centro comercial, cogimos el coche y nos fuimos a ver el otro gran lago que tiene la ciudad de Hamburgo, el Aussenalster, donde a pesar de no podernos tomar el café a la orilla del lago por la lluvia, si encontramos una encantadora cafetería cercana para tomar algo antes de volver al hotel.


Y como ya era hora de cenar, fuimos a llevar a Lucía a su casa, y nos volvimos al hotel, aunque como no teníamos cena nos acercamos de nuevo a la estación, esta vez andando a por un cartón de leche y unas galletas. Eso sí para ello tuvimos que recorrernos toda la calle de nuestro hotel, la calle Steindamm, que no llega a ser como el barrio de Sankt Pauli, pero donde también pueden encontrar casinos y otros vicios por doquier.

Y ya nos tocaba irnos al hotel para tomarnos el correspondiente vaso de leche diario y descansar para el día siguiente salir hacia Osnabruck. Un saludo!

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