Pues empezábamos la jornada en torno a las 8 de la mañana, que fue a la hora que nos levantamos para desayunar. Nos prepararon un rico desayuno escocés, y partimos no antes de pagar a la dueña de la casa, y compartir con ella unas palabras sobre si nos estaba gustando Escocia, y sobre adónde íbamos.
Y cogimos ese Ford Focus que nos acompaño durante varios miles de kilómetros, con siempre la misma emisora si se podía coger, la Galaxy FM ya fuera en Londres o ya en Escocia, si bien por el camino la perdimos durante algún tiempo. Le recomiendo que escuchen esta emisora, ahora llamada Capital FM si les gusta la música Dance, y algunos éxitos del Pop.
De camino a Edimburgo y aprovechando que estaba incluido en la Explorer Pass, pasamos por la Abroath Abbey, una abadía en ruinas que no estaba mal.
Pues lo dicho, después de unos cuántos kilómetros de viaje, y como teníamos que pasar por Dundee para ir hacia Saint Andrews, pues paramos a ver el Tannadice Park, hogar del histórico equipo escocés de mismo nombre que la ciudad.
Aunque no pueda contrarrestar la superioridad de Celtic y Rangers, el Dundee subsiste a base de ganar alguna Copa Escocesa o alguna Copa de la Liga, y como ven que el viaje iba en plan futbolero, pues no nos lo quisimos perder.
Ya desde Dundee cogimos la A92 cruzando el Tay Road Bridge, un impresionante puente de más de 2 kilómetros que une Dundee y Tay, en busca de St Andrews. Este pueblo aparte de ser famoso por su campo de golf y el torneo que se celebra en él, también nos ofrece una preciosa catedral, eso sí en ruinas.
También visitamos el St Andrews Castle, que al igual que la catedral estaba también incluido en el pase de explorador. Esta construcción en ruinas lo mejor que tenía eran sus vistas al mar la verdad, y una pequeña y angustiosa cueva con la que entretenerse.
Antes de llegar a Edimburgo, aún tuvimos tiempo de parar en Dumfermline a pesar de que caían unos buenos chuzos, ya que queríamos visitar la Dumfermline Abbey. Debido a la lluvia, y a que gran parte de lo que se visitaba estaba al descubierto, la vimos muy por encima, pues siempre es incomodo mojarse.
En el camino bajo la lluvia de vuelta al coche, aún tuvimos tiempo para entrar en una galería comercial a comprar algo para comer en el Mark & Spencer, pero como no nos quedaban más que unos pocos kilómetros para llegar a nuestro hotel de Edimburgo, pues decidimos guardarlo para comerlo allí.
Así que llegamos a nuestro hotel a las 4 y cuarto de la tarde, al Salisbury Hotel, dejamos el coche en el Parking, para después de hacer el checking dejar las maletas en la habitación, la cuál era inmensa la verdad, y nos pusimos a comer lo que habíamos comprado, en mi caso una ensalada preparada. En torno a las 5 y 30, y a pesar de que estaba cayendo una de órdago sobre Edimburgo, decidimos que no nos íbamos a quedar toda la tarde en la habitación.
Así que después de preguntar en la recepción del hotel que podíamos, cogimos el coche de San Fernando, vamos andando y enfilamos Newington Road, Clerk Street, Nicolson Street y finalmente South Bridge, antes de girar por Regent Road hacia el Calton Hill.
Como pueden ver en la foto Edimburgo estaba totalmente encharcado, y para subir al Calton Hill, al ser un montículo de tierra, tuvimos bastantes problemas ante las riadas de agua con tierra que bajaban por las escaleras de subida.
Decir que Calton Hill, para los que no hayan oído hablar de ella, es una colina que se levanta 98 metros sobre la ciudad de Edimburgo, en el extremo oriental del New Town, y en él podemos observar monumentos tan dispares como una pequeñas replica del Partenón, un monumento del almirante Nelson, o el City Observatory.
De ello ya les hablaré mañana más tranquilamente, ya que al día siguiente volvimos a visitar el Calton Hill, pero afortunadamente ya sin lluvia, lo que nos permitió disfrutar de sus maravillosas vistas, cosa que no pudimos decir en el día de hoy.
Para no perder la costumbre de buenas caminatas, volvimos andando de nuevo al hotel, no sin parar a comprar algo de cena antes. Como en el día de hoy habíamos andado mucho, y bajo la lluvia que es una cosa que no les recomiendo, pues cenamos pronto y a dormir se puede decir que casi con los Lunnis, pues estábamos completamente exhaustos.
Mañana les contaré mi paseo por la ciudad de Edimburgo, en la que les avecinó que fue una jornada muy completa y divertida, y por supuesto con un toque futbolero como siempre.
Un saludo!
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