Viaje a Noruega: 6º día Svolvaer-Nordkjosbotn-Tromso

La jornada de hoy empezaba a las 7 y 15, para estar desayunando a las 8 menos 20 tortilla y salchichas, y salir a las 8,45h hacia Tromso, ya que la de hoy era una jornada con bastantes horas de autobús, pero para nada tan duro como el día siguiente que ya les contaré.


Así que salimos de Svolvaer por la E10, también llamada carretera del rey Olaf, y durante nuestro camino íbamos acompañados de las típicas vistas del mar con montañas de fondo, que hacen bastante agradable cualquier trayecto por la costa noruega.


Ya desde la E10 cogimos la E6, que es la carretera que sube desde el sur de Noruega hasta el punto más norte del país, Cabo Norte. Volvimos por dónde habíamos venido durante un rato, y volvimos a parar en el puente de entrada a las Islas Vesteralen, que ya conocerán del otro día. Así que salíamos del Nordland para volver a la Laponia.


Ya desde este punto continuamos hacia Nordkjosbotn, apurando los kilómetros sin parar para poder llegar a este lugar y no tener que haber parado en otro sitio con aún menos oferta para comer, pero bueno a mí eso la verdad que me dio igual ya que comí una ensaladilla y unas gambas envasadas compradas el día anterior.


Después de comer a salimos hacia Tromsoya (Isla de Tromso) y antes de entrar en la ciudad propiamente dicha, paramos antes de entrar en la isla para ver las vistas de Tromso desde el monte Storsteinen, a 420 metros de altura y al que se acedía en el teleférico de Fjellheisen, y que estaba en la zona de expansión de la ciudad al otro lado del mar.


Aquí me pueden ver luciendo los colores de mi equipo justo antes de que viniera un banco de niebla y no se consiguiera ver nada de la ciudad, pero la verdad que tuvimos suerte ya que por 10 minutos pudimos ver unas vistas perfectas. Aún quedaba nieve en lo alto de la montaña, y no perdí la ocasión de hacerme una foto con este gran nevero.


Ya cuando bajábamos en el telecabina se volvió a abrir la niebla y pudimos ver Tromso perfectamente mientras íbamos descendiendo poco a poco. Una vez abajo volvimos a coger nuestro autobús y ya nos dirigimos hacia el Rica Ishavshotel, dónde primero nuestras dos habitaciones no estaban preparadas, y después habían actualizado mal la tarjeta electrónica que hace de llave. 


Pero finalmente pudimos dejar las maletas en nuestras habitaciones del 5º piso, mientras que a nuestros compañeros de grupo les dieron a todos en la tercera planta. Así que quedamos 10 de los 12 del grupo para ir al museo Polaria, dónde una chica muy maja nos hizo descuento de grupo a pesar de que no éramos los 15 que se necesitaban para considerarse grupo y pagamos 75Kr por persona en vez de las 105Kr que nos hubiera costado individualmente.


En este museo vimos una preciosa proyección de la vida de los animales en los Fiordos con inmigración de aves incluida recorriendo las preciosas Islas Svalbard y el archipiélago de Spitsbergen. También había un acuario con focas barbudas, cangrejos, estrellas de mar y diferentes peces; aparte de un simulador de navegación. Junto al Museo estaba un barco que fue a la Antártida, pero que no se podía visitar pues había cerrado a las 17h.


Desde allí y como soy muy futbolero para quienes no me conozcan aún, fuimos a ver el Alfheim Stadion, sede del equipo de la ciudad el Tromso, y hay que decir que es un campo coqueto para 7000 personas con césped artificial. Aunque el Tromso sea un equipo modesto de vez en cuando juega en Europa como en el año 2009 cuando perdió con el Athletic Club de Bilbao en el play-off para entrar en el grupo de Europa League. 


Después de haber hecho un kilómetro y media de subida para llegar al estadio, la bajada se hizo más leve y fuimos viendo el centro de Tromso en el que destaca la biblioteca y alguna estatua como la de la foto, entre las que se puede apreciar alguna de homenaje a Almudsen, aparte de la iglesia católica de la ciudad. Aquí con un oso que había en un bar junto al hotel.


Así que como ya iba siendo hora de cenar volvimos a nuestro Rica Hotel para cenar de buffet con un cafecito se sobremesa antes de volver a salir a dar una vuelta hacia el puente de entrada a Tromsoya. Y aunque tuvimos que estar esperando un rato con las hermanas sevillanas a que dejara de llover un poco, en cuanto paro fuimos hacia el puente.


Al final del puente esperaba la famosa iglesia de Tromsdalen, más conocida como la Catedral del Ártico, con su espectacular estructura blanca simulando las montañas de la región, y su vidriera única en Europa, que es a su vez la fachada principal, y que pasa por ser una de las vidrieras más grandes de Europa.


Ya de vuelta al hotel tomamos un vaso de leche y a dormir en el que iba a ser nuestra única noche en la región de Troms, y por supuesto esta noche también la pasamos junto al Huntigruten que llegaba de madrugada desde Cabo Norte.

PD: Mañana la etapa reina del viaje a Noruega. Un saludo lectores!


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