Para nuestro segundo día completo íbamos a dejar el ver el Coliseo, así
que un poco pasadas las 8 de la mañana volvíamos a estar desayunando
para después coger el metro desde Cipro a Coliseo en torno a las 9 menos
cuarto tras haber comprado por 6€ un BIG, un pase para todo el día para metro, bus o tranvía.
El Coliseo pese a estar bastante destruido debido a su gran antigüedad me impresionó mucho, más por fuera que por dentro, aunque los arcos y las bóvedas también son bonitos.
La verdad es que es muy impactante ver la arena donde tantos gladiadores pelearon en la antigüedad y poder revivir en parte como serían esos espectáculos para 50.000 personas. También se observan restos del hipogeo, complejo de túneles y mazmorras donde se encerraban a los gladiadores, condenados a muerte o a los animales.
Aquí ya desde fuera de una de las obras más grandiosas del imperio romano que también daba cabida a espectáculos navales para entretenimiento de los asistentes. La fachada se articula en cuatro órdenes, de los cuales los tres inferiores los forman 80 arcos sobre pilastras.
Allí junto al Coliseo se encuentra el Arco de Constantino hecho en mármol de 21 metros de alto en honor a la victoria del propio Constantino en la batalla del puente Milvio en el año 312.
Como ya habíamos comprado el ticket en el Coliseo para Foro, Coliseo y Palatino, pues entramos al Foro ya sin tener que esperar más allá de lo que quitaron en apartarse de la entrada uno de esos tantos grupos de extranjeros que te encuentras en Roma.
Así que vimos bajo la lluvia que caía la Vía Sacra, el Arco de Tito o el de Severo Séptimo, el Templo de Antonino y Faustina, la derruida Basílica de Majencio y Constantino, la Curia donde se reunía el Senado, la Columna de Foca erigida en el año 608 d.C. en honor al emperador de Bizancio de más de 13 metros de altura o el tan famoso Palatino, que no me pareció gran cosa, no sin habernos parado en un par de edificios con cuadros a resguardarnos un rato de la intensa lluvia.
Desde la salida del Foro fuimos a la Iglesia de San Pietro in Vincoli, chiesa que acoge el famoso Moisés de Miguel Ángel. Esta pequeña iglesia construida en el siglo V no dice mucho si no llega a ser por la presencia del Moisés aunque antes albergó las cadenas con las que ataron a San Pedro durante su encarcelamiento en Jerusalén. Pero la atracción turística es el Moisés, que sólo se ilumina cuándo echas una moneda, pero tuvimos la
suerte que justo una monja echó dinero así que lo pudimos ver
perfectamente iluminado.
Esta estatua en mármol blanco acabada en 1515 representa al personaje bíblico con 2 cuernos en la cabeza por una mala traducción en su momento del capítulo del Éxodo, 34:29-35. El proyecto original iba a tener 40 figuras en 3 niveles, pero la falta de donaciones condenó su obra a 7 figuras con el Moisés como principal con las Tablas de la Ley debajo de su brazo derecho. .
Cuando salimos de ver el Moisés nos dirigimos por Via Cavour hasta la iglesia de Santa Maria Maggiore, para desde allí volver a bajar a coger el metro en Cavour hasta la parada de Circo Massimo, donde está la pista de carreras con mismo nombre que se conserva como pueden ver. Aún caían unas gotas, pero estaba a punto de parar de nuevo por fin de llover.
Como aún era pronto para comer, nos acercamos a ver las Termas de Caracalla no sin ver pasar mientras íbamos andando a una comitiva de coches oficiales que traían a algún embajador francés por la bandera del coche. Estas termas que se acabaron de construir en el 217 fueron los baños más lujosos de toda Roma, solo superadas en tamaño por las Termas de Diocleciano.
Aunque ya no se pueden ver las bañeras de mármol o las esculturas que adornaban las termas antiguamente al haberlas llevado a museos, la grandiosidad de las Termas se ve en el tamaño de sus salas y en los pocos mosaicos que quedan, además de la piscina olímpica descubierta llamada "natatio" de la que ya disponían y de la que se ven los restos. Como curiosidad hay que decir que en este maravilloso escenario se disputaron las pruebas de gimnasia en los Juegos Olímpicos de Roma 1960.
Como ahora sí que ya era la hora de comer, fuimos andando por la via Druso para seguir por Amba Aradam hacia la iglesia de San Giovanni in Laterano. En la siguiente foto pueden ver una iglesia independiente colindante a la de San Giovanni pero que era preciosa.
Aquí el interior de San Juan de Letrán, catedral de Roma por cierto, y donde se encuentra la sede episcopal del obispo de Roma. Destacan las monumentales estatuas de los 12
Apóstoles de la nave central.
Bajo el altar mayor está enterrado el papa
Martín V, bajo cuyo pontificado se abrió por primera vez la Puerta Santa en esta basílica. Sobre este altar hay un baldaquino con un relicario en el que se conservan las cabezas de San Pedro y San Pablo. También se puede observar el trono episcopal del obispo de Roma, hecho de mármol y mosaicos.
La actual basílica es barroca, tras una radical transformación de Francesco Borromini en el siglo XVII, ya que de época anterior sólo se conservan los mosaicos del ábside, el cimborrio gótico y el pavimento de estilo cosmatesco.
En lo alto de la fachada se encuentran estatuas de Cristo, de Juan el Evangelista y San Juan Bautista y de los Apóstoles. Ya en el siglo XVII la fachada fue
reformada de nuevo.
Aprovechamos ya que eran las 14:15 para comer en la via Emanuele Filiberto en un Pastarito, cadena de restaurantes no muy caros y de buena calidad que les aconsejo que visiten. Les dejo la web aquí por si están por Roma y quieren ir a comer bien, al menos las pizzas y la birra Moretti. También hay estos Pastarito/Pizzarito en Milán o en Génova.
Tras comer de maravilla como digo, cogimos el metro en San Giovanni, y como teníamos viajes ilimitados por los 6€ del abono diario, pues paramos en Termini a ver la estación de trenes y de paso hacer tiempo para que parara de llover.
Ya desde Termini cogimos ahí el metro hasta Spagna, para ver la Piazza Spagna de nuevo, otra vez entre paraguas al igual que el día anterior.
Desde Piazza Spagna bajamos por la via del Babuino hasta la piazza del Popolo, no sin tenernos que parar bajo un toldo 15 minutos ya que volvía a diluviar. Tras entrar en la iglesia de Santa Maria di Montesanto y darnos una vuelta por la plaza, subimos hacia Villa Borghese.
Tanto en la foto de arriba como en esta de abajo se ve la Piazza del Popolo y su continuación en la calle Ferdinando di Savoia con el obelisco "flaminio" egipcio dedicado a Ramsés II en el centro de la foto.
Atravesamos un trozo de los enormes jardines Villa Borghese pasando junto al Templo de Esculapio, lugar muy tranquilo y precioso donde se puede salir a andar, correr o montar en bici y que supone un gran cambio de ambiente con respecto a la ciudad de Roma.
Desde allí bajamos andando por la Viale delle Belle Arti hacia la Galleria Nacional de Arte Moderno de la imagen de abajo.
Desde el final de esta Viale delle Belle Arti salimos a la Viale Tiziano, calle paralela a la famosa Via Flaminia, que recorrimos en dirección al Estadio Olímpico pasando por el Estadio Flaminio que pueden ver en la siguiente foto, lugar donde la selección italiana de rugby juega sus partidos, siendo el estadio más pequeño del Torneo Seis Naciones con sólo 25.000 espectadores.
Unos metros más adelante pero también en esta Viale Tiziano, se encuentra el Palazzeto dello Sport, cancha de baloncesto donde disputa sus partidos la Virtus Roma excepto algunos partidos en el PalaLottomatica, cancha con el triple de capacidad.
Como había canteranos de la Virtus entrenando, pudimos entrar sin problemas en este Palazzeto también conocido como PalaTiziano o PalaFlaminio fue construido en 1957 para los JJOO de 1960. Como ven sólo tiene capacidad para 3500 espectadores.
Para el histórico Pallacanestro Virtus Roma, este Palazzeto vendría a ser una especie de Magariños para el Estudiantes aunque la Lottomatica sigue disputando aquí los partidos.
Aún nos quedaba ir al Estadio Olímpico, así que cogimos la via de Guido Reni para luego pasar al otro lado del Tíber por el Ponte della Musica. Ya al otro lado, entramos por la Viale delle Olimpiadi hacia el complejo de Foro Itálico donde se disputa el Máster de Tenis de Roma, pero había un vigilante que nos hizo volvernos a medio camino.
Debido a esto tuvimos que volver sobre nuestros pasos y coger la calle paralela, la Lungotevere Maresciallo Cadorna, para pasar por delante de la Federación Italiana de Natación o la piscina olímpica donde se disputaron los Mundiales de Natación en 2009 y que fue construida como todo el complejo de Foro Itálico para los JJOO de 1960 excepto la Pista Central de Tenis.
En la foto de abajo me pueden ver en el Estadio de Mármol junto al Estadio Olímpico, usado para entrenamientos de los atletas, con
toda una serie de esculturas de mármol esculpidas por escultores de toda Italia elevadas encima de las gradas, las cuales representaban a tantas
disciplinas como tenían los juegos, y que fue construido entre los años de
1928 al 1938.
Y mi parte favorita, coleccionar fotos de mis visitas a los campos de fútbol de todo el mundo. Este Estadio Olímpico es sede del A.S. Roma y del S.S. Lazio, pero además cuenta con una pista de atletismo que se mantiene desde el 1953, año en el que inauguro.
Aunque antes cabían 100.000 espectadores, tras la integra demolición para el Mundial de fútbol de 1990,
el Olímpico fue reconstruido en hormigón
armado con las curvas 9 metros más próximas al campo, lo que dejo su capacidad en 72.698
espectadores. Aquí ganó el FC Barcelona la Champions League el 27 de mayo de 2009 al Manchester United por 2 a 0.
Desde allí volvimos hacia el Foro Itálico de Tenis por la Viale dei Gladiatori hacia la espectacular e histórica pista de tenis, la Nicola Pietrangeli, rodeada también por esculturas de mármol, construida en honor al mejor jugador de tenis italiano de la historia tras haber conquistado Roland Garros 3 veces, 2 en individuales y una en dobles.
Junto a esta belleza de pista, han construido la que es ahora una de las pistas centrales más modernas del mundo y donde Nadal se proclamó campeón de este Masters de Roma en 2012, como ya lo había hecho otras 5 veces antes para un total de 6.
Aquí junto a la Nicola Pietrangeli hay un bar donde tomarse algo durante cualquier día del año con semejantes vistas. Ya era hora de irse hacia nuestro hotel, y para ello cogimos un autobús a la puerta del Estadio de Natación, concretamente el número 32 que nos iba a dejar en la Piazza del Risorgimento, junto al metro Ottaviano.
Desde allí fuimos por la Viale Bastioni di Michelangelo a comprar un helado en la Old Bridge Gelateria que se encuentra justo antes de girar hacia la Via Leone IV desde la Piazza del Risorgimento. Maravillosos esos helados además de baratos, eso sí no hay espacio más allá que para pedirlo y tomártelo en la calle. Si les quieren echar un vistazo y abrir el apetito aquí pueden.
Tuvimos la mala suerte de que nada más comprar el helado volvió a llover tras 3 horas sin hacerlo, así que nos tuvimos que refugiar en una tejabana de una casa a comerlo, pero aún con estas condiciones atmosféricas estaba buenísimo.
Cuando paro de llover un poco, cogimos la via Candia hasta salir a la via Cipro y ya desde allí a descansar al hotel por última vez tras otro día intenso en el que no andamos tanto al tener pase para el transporte público, pero en el que si visitamos bastantes sitios como habrán podido comprobar.
Ya para otra futura visita a Roma iré al Ara Pacis o a alguna de las catacumbas que se encuentran abiertas al público además de al PalaLottomatica, que para eso eche la moneda para volver a la Fontana di Trevi, pero por esta vez la visita a Roma había llegado a su fin, ya que al día siguiente poníamos rumbo a Florencia pasando por Perugia.
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