Aprovechando unos días de descanso en Noviembre, aprovechamos para ir a pasar unos días a Oporto, ciudad que aún no conocíamos pero que teníamos muchas ganas de conocer tras estar el año anterior en Lisboa y alrededores. Así que Carlos, Borja y servidor nos encaminamos rumbo a Oporto desde Madrid en torno a las 11 y media de la mañana.
Hay muchas maneras de llegar a Oporto, eso sí creo que la más rápida es pasando junto a Salamanca para luego ir hacia Ciudad Rodrigo, dónde comimos de menú en un bar junto a un gran aparcamiento antes de entrar al centro histórico, para luego pasar la frontera por Fuentes de Oñoro. El único problema que tiene esta ruta son los peajes electrónicos en esa A25 en tramo ya portugués. Se supone que el punto de bienvenida está junto a un área de servicio nada más pasar la frontera en Vilar Formoso.
Lo que no se supone y que los portugueses tienen la desfachatez de no mencionar es que no se puede pagar con Visas de débito, sólo sirven las de crédito, así que tras intentarlo 4 veces en la dichosa maquinita en la que no hay ningún operario ayudándote, pues tuvimos que dejarlo tras llamar a información. Total que en la siguiente gasolinera 60 kilómetros más adelante, compramos una tarjeta de prepago de 40 euros, mandamos el mensaje con la matrícula y ya ponte tú a rezar para ver si llega con eso para los peajes que pasas.
En definitiva, por fin llegamos a Oporto no sin rumiar cada vez que pasábamos uno de esos arcos con camaritas para leer las matrículas, pero bueno creo que es una manera de cobrar más por el mismo servicio que con el peaje tradicional pagabas de una vez. Tras un poco de tráfico de entrada a la ciudad, conseguimos llegar a la Rúa Cardeal Dom Américo para dejar allí aparcado el coche y entrar a hacer el check-in a nuestro hotel Nave.
Una vez nos dieron la habitación, ya metimos el coche en el garaje para que no estuviese a la intemperie y subimos las maletas a la habitación, la cual estaba bastante bien todo sea dicho. En definitiva creo que es un hotel para recomendar si no necesitan de lujo, por 50 euros al día dormíamos y desayunábamos los 3 en un habitación triple eso sí.
Así que tras descansar un rato, nos pusimos rumbo al centro de la
ciudad, concretamente hacia la Catedral a la que llegamos en unos 20
minutos desde el hotel. Desde allí cruzamos el Ponte Dom Luis I para ver
la ciudad de Oporto desde el otro lado del río Duero.
Tras volver a cruzar el puente, dirigimos nuestros pasos a la Avenida de los Aliados, bonita plaza alargada en cuyo punto más alto se encuentra la Cámara Municipal do Porto, y a la que volveríamos más tarde de nuevo.
Estuvimos también en la Livraria Lello, famosa por aparecer en la película de Harry Potter, y en la que estaban manteniendo una tertulia dos escritores portugueses a los que poco entendimos en el tiempo que estuvimos observando esta majestuosa librería.
Desde esta librería la Torre de los Clérigos pilla muy cerca, así que esta iba a ser nuestra siguiente parada, para desde allí ir hasta la Rúa Carmo, dónde en la fuente que hay en la gran plaza frente a la Igreja dos Extintos Carmelitas, decenas de jóvenes vestidos con capas nos deleitaron con canciones mientras se bañaban en la mencionada fuente a pesar del frío que pueda hacer un 15 de Noviembre en Oporto.
No sabemos que celebraban, pero había jóvenes con capa por doquier también en el cercano Jardim da Cordoaria por el que pasamos en nuestra vuelta a la Avenida de los Aliados. En la esquina de abajo de la Avenida y en la única cervecería de verdad que vimos aprovechamos para hacer un alto en el camino y tomar la primera cerveza Super Bock del viaje.
Tras la parada para secarnos un poco y coger fuerzas para la vuelta al hotel, pasamos por esta plaza de la Avenida de los Aliados que pueden ver en la siguiente foto con la ya mencionada Cámara Municipal do Porto al fondo.
Ya volviendo en torno a las 10 menos cuarto pasábamos por la Estaçao de San Bento de la imagen de abajo, la cual fue construida
a principios del siglo IX sobre los restos del antiguo convento de San Bento del Ave María, y que pasa por ser una de las visitas más especiales de Oporto.
El reloj, los azulejos, o en sí el recibidor hacen de este monumento una visita obligada al ver en sus paredes la historia de Portugal dibujada en esos azulejos de la imagen o debido a su bonita fachada.
Ya de camino al hotel tras pasar por Rua Sá da Bandeira y antes de girar en Rua Fernandes Tomas junto al Mercado do Bolhao, encontramos un Pingo Doce que viene siendo como los supermerados Dia en España en el que comprar unas cervezas Superbock (para los amantes cerveceros son una de mis favoritas) y pan de moldes para hacernos unos sándwiches para cenar con el embutido llevado desde Madrid.
Y ya subiendo por esa Rúa Fernandes Tomas pasando junto a la Capela Das Almas íbamos a salir a Campo 24 de Agosto para desde allí subir un trozo de Fernao de Magalhaes hasta el hotel. Tocaba descansar que al día siguiente íbamos a visitar Guimaraes, Braga o los estadios del Moreirense, Paços Ferreira, Vitoria de Guimaraes o Sporting de Braga además de asistir al Moreirense-Benfica de la Taça Portuguesa.
FELIZ AÑO A TODOS!!
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