Este iba a ser nuestro último día en Nueva York, así que había que aprovecharlo. Como queríamos subir al Empire State y temíamos las colas aunque fuese lunes, madrugamos un poco más de lo habitual para evitar las filas innecesarias.
Así que pasadas las 8 de la mañana ya estábamos cogiendo el metro que nos habría de acercar hasta tan emblemático edificio neoyorkino.
A las 8:45 ya estábamos dentro del edificio sin haber visto ni rastro de esas personas que te intentaban vender tickets de ascenso rápido sin espera el día anterior, aunque claro la verdad que a esas horas estábamos allí sólo 4 gatos.
Si tienes vértigo o fobia a las alturas quizás no sea recomendado subir, pero si no, es una parada obligatoria, y más si subes con ganas de hacer fotos de la gran manzana desde las alturas.
En la foto de arriba se ve el famoso edificio triangular en el que se junta la Quinta Avenida con Broadway, mientras que en la de abajo me ven a mí con el Financial District de fondo.
En esta se deja entrever el Madison Square Garden justo detrás de ese edificio que impide una perfecta visión de este templo del basket.
Con más rascacielos, esta vez de la parte norte de Nueva York.
Otra más de la multitud de skyscrapers que se observan en Manhattan como el Chrysler Building de fondo.
Este trozo verde que se observa es el Bryant Park en el que estuvimos los dos días anteriores.
Más vistas de la parte este con Brooklyn de fondo.
Esta de la parte del Bryant Park también.
Para el otro flanco se podía observar New Jersey detrás de otros innumerables rascacielos.
Y antes de volver a bajar en el ascensor, la última foto de la Financial District, en cuya parte izquierda junto al puente de Brooklyn estaba nuestro hotel.
Aquí las decoraciones del hall que hay antes de empezar a subir hasta la azotea del edificio más alto de Nueva York.
Y esta última foto, desde abajo con el Empire State en todo su esplendor, para que se vea la altura que se llega a subir en ese par de ascensores que te trasladan hasta la azotea.
Como nos sobraba tiempo, volvimos caminando hacia el hotel, dándonos un paseo por Chinatown, pero antes de llegar nos encontramos este monumento junto con uno de esos típicos autobuses escolares americanos que tanto abundan en series o películas.
Impresiona la verdad el barrio chino, pero eso de que las cosas para comprar son baratas, es un falso mito, en todas las tiendas de ropa o regalos por las que pasamos los precios eran un poco más bajos que en pleno centro, pero seguían siendo caros.
Tras volver al hotel a sacar las cosas de la habitación y hacer el check-out, tuvimos una discusión con la recepcionista porque nos quería cobrar unos 150$ de más, pero tras hablarlo en inglés y en español, al final se solucionó el malentendido, aunque me tuviese que gastar 25€ en una llamada al banco.
El problema fue que como el primer día la habitación triple no estaba disponible, nos dieron 2 habitaciones, y nos la querían cobrar esa también, pero bueno al final no pasó a mayores el error del personal de este Hampton Inn Seaport Financial District.
Como todavía no habíamos visto la zona financiera, por estar esperando al lunes que la Bolsa estaba abierta para ver el espectáculo de los brokers, pues hacia allí nos dirigimos.
En esta foto agarrando el toro por los cuernos nunca mejor dicho, símbolo de la fortaleza americana de saberse reponer tras la gran crisis de Wall Street.
Aquí los dos flamantes licenciados en Administración de Empresas por la UCM con la estatua de Di Modica que simboliza el que las tendencias de las bolsas estadounidenses están representadas por dos animales, el toro y el oso. Cuando la tendencia es
alcista se denomina “mercado toro” (bullish) y cuando la tendencia es a
la baja se llama “mercado oso” (bearish).
Otra foto de la zona financiera desde Battery Park, donde compramos unas cuantas camisetas y sudaderas a los vendedores ambulantes para traernos para España.
Y por fin el famoso edificio de la Bolsa de Nueva York, donde la verdad que no me importaría trabajar algún día todo sea dicho.
Y tras comer hasta casi reventar en un restaurante chino del Pier 17, cogimos un taxi hasta el JFK, desde donde salía nuestro avión de Jet Airways a Bruselas. El trayecto aunque fuese largo se nos hizo muy ameno, con el taxista que era de Brooklyn, enseñándonos cada rincón de esta zona de Nueva York.
Incluso cuando pasamos por el nuevo estadio, aún sin acabar ya que estábamos en Abril de los Brooklyn Nets, aflojo la marcha para que pudiéramos tomar fotos desde el taxi tranquilamente.
Pero aún nos dio para oír decir a nuestro taxista el que Zapatero era un gran tipo, muy simpático y conocido en Nueva York, y que en cambio "el nuevo" por Mariano Rajoy era un mindundi sin carisma al que no conocía casi nadie en la gran manzana. Todo un ídolo este tipo sin duda!
Ya en el enorme aeropuerto, encontramos rápidamente el mostrador de Jet Airways para sacar las tarjetas de embarque, eso sí después tuvimos que esperar casi una hora en el Border Control para salir de territorio estadounidense y poder embarcar.
La verdad que el viaje de vuelta se hace muy largo, y más aún si te pasa como a mí que no pude pegar ojo en todo el viaje aún tomándome 2 capsulas de melatonina que compramos allí para traernos para España, pero aún así todo se arregla dedicándose a dormir el día siguiente!
Ya en Bruselas un poco antes de las 8 de la mañana, cogíamos ya el avión de Brussels Airlines de la imagen de vuelta a Madrid, pero no sin antes haber comprado en la terminal unos exquisitos bombones belgas como Godiva y Neuhaus.
Para las 10 de la mañana estábamos en Madrid, aunque el largo paseo en metro desde Barajas hasta casa se hizo durillo, aunque desde las 11 que me acosté hasta las 3 que me desperté a comer, ya empecé de nuevo a coger el horario español rápidamente.
Desde luego que es una experiencia inolvidable y recomendable al 100%, aún a pesar de que tengas la mala suerte de tenerte que perder un examen parcial como en mi caso o en el de David por visitar la gran manzana.
En cuanto vaya teniendo tiempo, les contaré las aventuras acontecidas en el Camino de Santiago en bici que he realizado junto con otros 3 valientes desde Roncesvalles a Santiago durante los últimos 15 días. Un saludo!
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