Viaje a Portugal: 5º día Belem-Almada-Palmela-Setubal-Cabo Espichel–Sesimbra

Tras dejar inacabado mi viaje a Portugal, volvemos con el penúltimo día que nos iba a llevar a ver el barrio de Belém, donde íbamos a ver el precioso Monasterio de los Jerónimos, uno de los lugares más visitados de Lisboa.


Para ello hubo que levantarse temprano para estar allí cuando abrieran y evitar así colas innecesarias, ya que nuestro planning para el día era muy completo. Así que salimos de nuestro hotel Dom Alfonso Henriques en torno a las 9 y media, para aparcar el coche cerca del Estadio do Restelo, sede del Os Beleneses. 




Tras entrar gratis a ver la capilla (foto de arriba) para hacer tiempo hasta que abrieran a las 10 el monasterio, y no sin pagar 2,80€ pasamos a ver ese famoso claustro que tantas veces había visto en foto.


Y la verdad es que uno no se cansa de admirar los preciosos capiteles y arcos góticos, que pasan por ser de los más bonitos que haya visto a lo largo de mi vida.


Aquí con el claustro al fondo junto con Carlos y Borja, disfrutando de los pocos momentos en los que se puede uno encontrar dicho claustro vacío, y es aunque la gente iba entrando poco a poco, nosotros fuimos casi los primeros.


Y no me podía ir sin una foto de este claustro que espero visitar en más ocasiones, y que es donde descansan Vaco de Gama, Fernando Pessoa o Luís de Camoes.


Tras la visita al Monasterio, tocaba ir al cercano Monumento a los Descubrimientos, pero antes aún hubo tiempo para hacer una foto de los bonitos jardines que rodean el Monasterio de los Jerónimos.

Y como uno no sabe cuándo va a volver a ver una ciudad extranjera, pues pagamos 1,5 € gracias a ese invento llamado Carnet Joven que recomiendo tener si uno va a visitar al menos Portugal, ya que te hacen muchos descuentos si dispones de él.


Aquí alguna vista desde arriba de la Pradao dos Descobrimentos del Monasterio y de los jardines de dónde veníamos. Y en la foto de abajo la famosa Torre de Belém donde iríamos más tarde.


Este monumento fue construido en 1960 y entre sus 52 metros de altura, destacan las estatuas de los héroes portugueses a cada lado del monumento con forma de carabela.


En esta foto se puede ver el otro lado del monumento con el puente del 25 de Abril y el Cristo de Almada al fondo, en la que puede pasar por ser una de las mejores vistas de Lisboa.


Y ahora ya sí que tocaba ir a la Torre de Belém, en la que no tuvimos que pagar nada al ser día de entrada libre, eso sí tuvimos que soportar muchísima gente durante nuestra visita.


Y aunque había que pedir turno para subir arriba de la Torre a través de sus pequeñas escaleras de caracol, tras esperar la vez como en la pescadería pudimos subir y de hacernos alguna que otra foto como la de arriba en el mirador, o esta con un cañón que supongo que en su momento serviría para defenderse.


Aquí en una de las torres de vigilancia de estilo mozárabe con vistas de nuevo al puente del 25 de Abril y con el Cristo que casi no se aprecia sobre la Torre a la que subiríamos más tarde.


Otra foto, esta vez más de cerca de esa impresionante obra de ingeniería de 2 kilómetros de acero que es el Ponte 25 de Abril, que cruza el estuario del río Tajo uniendo Belém con Almada.


Y aunque es difícil sacar una foto del Cristo Rei completo, mi hermano Borja lo consiguió por partida doble, eso sí ante semejante arquitectura de 30 metros de altura te sientes un pelín pequeño.


Para hacer estas fotos del Cristo desde arriba habíamos tenido que subir en ascensor los 80 metros del monumento que lo soporta, eso sí después de haber pagado 5€ (sin rebajas por ser joven) pero claro ya que estábamos allí, no nos queríamos perder las fabulosas vistas de Lisboa además de la estatua del Cristo Rei.


Como había que amortizar la entrada, pues estuvimos más de un cuarto de hora en el mirador de arriba del monumento haciendo algunas fotos, como esta de la Plaza del Comercio con el Castillo de San Jorge al fondo.


La verdad es que las vistas desde sus casi 100 metros de altura impresionan, y permiten ver el Monumento a los Descubrimientos tal como muestra la siguiente foto.


Aquí otra foto esta vez del Monasterio de los Jerónimos con algunos veleros delante navegando por el río Tajo, ya que hacía un día fenomenal para disfrutar de ello.


Pero una vez que bajamos del Cristo, no podía falta la foto con ese Ponte 25 de Abril, que a pesar de que no tenga la longitud del Puente Vasco de Gama, me parece bastante bonito y en parte similar al de Brooklyn que próximamente tendré el gusto de visitar.


Como ya han visto en este post, o en otros del blog, la verdad que soy un apasionado de los puentes. Pero ahora tocaba coger el coche de nuevo y poner rumbo a Palmela, una pequeña villa portuguesa perteneciente a Setúbal dónde habríamos de visitar su castillo.


La verdad que si no disponen de tiempo no les aconsejo ir a verlo, porque tampoco se perderán gran cosa como pueden ver, pero como a nosotros nos sobraba pues paramos en esta villa amurallada a sacar algunas fotos.


Ya que estábamos en este pueblo y era la hora de comer, aprovechamos para hacer una paradita a reponer fuerzas antes de ir camino de la cercana ciudad de Setúbal.


Ya en Setúbal y aunque pasamos por Estadio Do Bonfim, decidimos no ocupar ni un megabyte de memoria en hacer una foto a semejante horror de estadio dónde José Mourinho hizo sus primeros y casi últimos pinitos como futbolista.


La verdad que la ciudad estaba en concordancia con el estadio de fútbol, y no es una de las ciudades a las que piense volver ni mucho menos. Para mí Setúbal, poco más allá de ser donde nació el ídolo de los madridistas, es una ciudad bastante normalita con poco que ver salvo este Convento de Jesús de la foto de arriba. 

Eso sí el paseo marítimo es un lugar bastante agradable para dar un paseo después de comer como hicimos nosotros si uno dispone de tiempo suficiente para ello. Pero el día continuaba y poco antes de las 5 llegábamos a Sessimbra.


Esta villa portuguesa, al igual que Palmela también perteneciente a Setúbal tiene una bonita playa, además del Castillo desde dónde están tomadas estas fotos. Lo único malo que degrada la imagen del pueblo es ver a las señoras mayores ofreciéndote en cada calle alojamiento en su casa, ya que esta pequeña villa a pesar de ser bastante turística, tiene poca capacidad hotelera.


Antes de irnos de Sessimbra, todavía tuvimos tiempo de ver el interior de la Iglesia de Nossa Senhora da Consolaçao do Castelo.


Y tras otro paseíto en coche, llegábamos a la última parada del día, el Cabo Espichel dónde vimos el Santuario de Nuestra Señora del Cabo Espichel, además de tener unas vistas impresionantes desde el punto más meridional de la desembocadura del río Tajo, de los acantilados que se forman junto al Océano Atlántico.


Y como era pronto aún tuvimos tiempo de ir dando un paseo hasta el faro que ayuda a que las embarcaciones no se acerquen a esta escarpada costa. Pero como ya era el último día de estancia en Lisboa antes de volvernos para Madrid, tocaba descansar para el largo viaje que teníamos que hacer el día siguiente.

Así que para eso no hay nada mejor que un poco de embutido, un poco de pan de molde y unas cervecitas para cenar en el hotel, e irse uno pronto a dormir. A las 10 ya estábamos los 4 durmiendo, ya que el día siguiente tocaba levantarse a las 7 para desayunar y volver a casa. 

Ya les contaré mi último día en tierras portuguesas con visita a la preciosa ciudad de Évora incluida. Espero no haberles aburrido, y que les resulte interesante. Un saludo lectores!

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