Bueno después de unos días sin escribir, voy a empezar contándoles mi viaje a Noruega. Previamente a empezar con el viaje en sí, les quiero aclarar que teníamos reservado con Travelplan un tour por los fiordos del Sur y los del Norte de Noruega, pero nos cancelaron el viaje a 20 días de partir, y tuvimos que elegir otra opción, así que acabamos viajando con Condor a los Fiordos del Norte únicamente.
Teníamos que coger el avión a las 7h55m en la T1 de Barajas así que a las 5 y 15 nos toco levantarnos. Decía lo del avión, pero tuve el placer de viajar en un Airbus 320 recién estrenado, para recorrer los 3650 kilómetros que separan Madrid de Lakselv.
En el vuelo los señores de Orbest, antes Iberworld, no sé si por querer fidelizar a nuevos clientes, o porque es la tónica habitual en estos viajes largos nos dieron de desayunar tortilla, y pan de leche con mermelada acompañado de café. También pude tomar un par de tazas de zumo de melocotón y una Pepsi. Decir que en el vuelo nos dieron una hoja para que rellenásemos lo que nos había parecido el servicio de la tripulación, comida, etc.
Como se puede ver en la siguiente foto el aeropuerto de Lakselv era bastante pequeño, y eso que lo habían agrandado hace poco desde que entra más gente hacia Cabo Norte.
A la salida del aeropuerto, los viajeros del avión nos dividimos según los distintos circuitos de los distintos operadores. En nuestro caso nos juntamos 30 personas en el autobús que nos habría de llevar hasta Karasjok, y en lo que empleamos una hora de viaje. De esta manera a las 2 y 30 de la tarde ya habíamos llegado al Rica Hotel de Karasjok, y nos había dado tiempo a dejar las maletas en la habitación.
Ya nada más entrar en Karasjok pudimos probar las picaduras de esos asquerosos compañeros de viaje como son los mosquitos. Como aunque este pueblo sea la capital de la Laponia era bastante pequeño y no había mucho dónde comer, decidimos un matrimonio de Alicante llamados Jesús y Pili, y nuestra familia entrar al supermercado, coger pan y embutido, y comer unos bocadillos y una ensaladilla preparada sentados en una mesita de madera.
Desde este primer día, y no sin previo aviso de nuestra guía Marta, descubrimos que la cerveza en Noruega es un tanto cara, pagando 25 coronas noruegas por una lata Mack de 50cl, ya que el IVA de los productos alcohólicos va desde el 25% de la cerveza hasta el más del 50% de impuestos que pueda pagar una bebida de alta graduación alcohólica.
Para bajar la comida nos dimos un paseo por el pueblo, y vimos el río y el Parlamento, lo que unido a alguna casa bonita, una iglesia de madera, y al parque sami que visitamos después eran todos los atractivos de esta localidad del Finmark (Laponia Noruega).
Sobre el Parlamento de Karasjok decir que es donde se reúnen los samis venidos desde varios puntos del país a discutir los asuntos que les competen. Este edificio es bastante peculiar ya que está recubierto de madera para aislar del frío el interior.
Como teníamos la proyección de una película para explicar la vida de la sami people en el auditorio del Parque Sami situado junto al hotel a las 8, pues ya aprovechamos para ir hacia allí y visitar los distintos tipos de casas que se construían según la época del año.
Como los samis han viajado mucho por aquello de tener que viajar con los renos para alimentarles y cuidarles, pues eran muy buenos anfitriones cuando de visitas se trataba, así que les recibían con té y café, eso sí siempre los invitados se debían de sentar en la parte izquierda de la tienda.
Volvimos al hotel a descansar, y a las 8 fuimos al auditorio para ver la película sobre esta gente sami, y poder empezar a entender un poco su estilo de vida y sus costumbres. Además vimos también unas fotos publicadas en el ABC sobre la vida de una señora sami que desafortunadamente ya murió. Cuando acabamos de ver la película cenamos en el restaurante del hotel, que inauguro el rey Juan Carlos en su última visita a Noruega. En este curioso restaurante puedes cenar en varias salas con nombres de la familia real noruega, en nuestro caso nos toco cenar en la de Haakon.
A la vera del fuego pudimos disfrutar de una sopa de pescado con patata de primero, y un estofado de reno acompañado con brécol, zanahoria, coliflor y patata de segundo. De postre nos dieron helado, y luego un café. Durante la comida tuvimos el gusto de hablar con el camarero que nos atendió, que era un sami que estudiaba Ingeniería Civil (según nos dijo parecida a la Informática de aquí) en Oslo, pero en el verano se volvía a su pueblo con su familia, y trabajaba en el restaurante para después tener dinero para gastarse en Oslo.
Bueno como nos habíamos levantado a las 5 de la mañana, pues después de cenar dimos un pequeño paseo para bajar la cena, y nos fuimos a dormir sobre las 11 con una claridad deslumbrante, pues ya saben ustedes que más arriba del círculo polar ártico el sol en verano nunca se pone, así que el antifaz fue un buen compañero de viaje.
Mañana más y mejor! Un saludo.
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