Pues bueno señores el tour por territorio británico ya llegaba a su fin, así que nos toco madrugar pues teníamos que coger nuestro vuelo a las 9, y antes teníamos que pasar a dejar el coche en el aparcamiento de Europcar destinado a tal fin.
Así que a las 7 y 30 hicimos el check-out sin desayunar, nos dieron el desayuno en una bolsa, y dejamos el Salisbury Hotel, en dirección al Aeropuerto Internacional de Edimburgo, dejamos el coche sin problemas, y entramos ya a facturar.
Después de facturar y antes de entrar en la sala de embarque, estuvimos en las salas de fuera desayunando el zumo, unos galletas y un croissant que era lo que nos habían puesto en la bolsa, mientras estábamos oyendo conversaciones de todo tipo de unos boy scouts que seguramente se irían de viaje por primera vez en su vida debido a su corta edad.
Cuándo fuimos a embarcar, y una vez comprobado el pasaporte o DNI en nuestro caso, llegamos al famoso arco, dónde por supuesto pite al pasar porque las zapatillas que llevaba tienen un poco de aluminio en los agujeros para los cordones, y si es muy sensible el arco pues suele pitar.
Así que después de que me cachearan, voy a coger la bolsa de mano, y me preguntan que de quien era precisamente mi mochila, y claro pues dije que mía, y me saca el de seguridad una botella de plástico de la que no tenía la más remota idea de que estaba ahí metido, porque si no ya la habría tirado yo antes, y no hubiera tenido que tirármela el policía de turno.
Bueno, ya por fin entramos en la sala de embarque, y ya nos pusimos en seguida a la cola para embarcar, con eso de que en Easyjet no hay asientos numerados. Y cuál fue nuestra sorpresa cuando mientas estábamos esperando, mi padre mira en un bolsillo interior del chubasquero, y saca la tarjeta de la habitación. Con todo lo que nos había hecho pasar la llave magnética, y resulta que no la habíamos perdido al final.
Ya en uno de esos aviones tan cómodos de Easyjet con tanto espacio para estirar las piernas, comodísimo para las personas altas como yo, irónicamente hablando claro está, volvimos a Madrid con un poco de retraso por la huelga de los controladores franceses, lo que nos hizo entrar por Asturias, y disfrutar de los Picos de Europa desde el aire.
Una vez en Barajas estuvimos casi el cuarto de hora de rigor dando vueltas por las pistas antes de llegar a nuestro hangar en la T4, tuvimos que esperar un buen rato a que salieran las maletas, y luego pagar el euro de rigor de más que el Metro de Madrid cobra por ir al aeropuerto. Pero bueno por fin llegamos a casa, dónde mi santísima madre nos esperaba tras más de 10 días sin nuestra presencia, en los que hay que decir que pudo descansar y recargar fuerzas.
Esto es todo amigos, este viaje no dio más de sí. ¡¡Un saludo muy grande, y que tengais un buen verano!!
PD: A mi vuelta de los Fiordos Noruegos les contare más aventuras.
PD2: Espero que los de Orbest se porten y nos pongan mañana un avión que ni traquetee demasiado.
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